Había un pobre aguatero en el pueblo, que diariamente se llegaba al manantial y transportaba en dos tinajas, el liquido vital… las monedas que con esta tarea ganaba, apenas le alcanzaban para subsistir.
Un día, una de las tinajas se agrieto, pero el aguatero siguió yendo y viniendo con la tinaja fisurada, lo que al final del camino reducía a la mitad su carga…
Cierto día la tinaja le hablo:
-Perdóname, no fue mi culpa la grieta por donde se escurre el agua, y sé que te he perjudicado porque recibes por mí, la mitad de la paga que recibes por mi hermana tinaja… Sé que debiste cambiarme por una nueva y desecharme… sin embargo, me has mantenido a tu lado.
-Es gracioso que me pidas disculpas –le dijo el aguatero-… ven, hay algo que quiero mostrarte… fíjate bien en el camino… que ves?
-Veo la tierra seca y el ripio del lado derecho del camino y los canteros coloridos de flores del lado izquierdo.
-Mira, le dijo el aguatero… muchas veces recorrí este camino triste y solitario, llevando el agua hasta el pueblo y recibiendo igual cantidad de monedas por ambas tinajas… Pero un día, cuando note que te habías agrietado y vi que la tierra cobraba vida y se estremecía a medida que bebía cada gota de agua que perdías… no quise cambiarte, así que tome una decisión: compre semillas de flores de todos los colores y las sembré al costado del camino… je… y conseguí en estos años hacer esta diferencia…
Oh! Y tu me pides disculpas!… que importan algunas monedas menos, si gracias a ti, los colores de las flores me alegran el camino?… ¡Soy yo quien debe agradecerte!!! Si asi no fueras, tal como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear tanta belleza.
Por eso a los ambiciosos la vida no suele darles muchas alegrias
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Gracias Lola! Bueno yo creo que la ambicion si va acompañda de humildad y generosidad, trae siempre cosas buenas. La ambicion por el solo hecho de ambicionar quizas no sea tan efectiva, no te parece?
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