Como el algodón de azúcar, delicado, aromático, frágil, intenso, dulce, volátil, deseado, pegajoso, suave…esponjoso…
A veces con la sensación de quedarme atrapada entre sus hilos, pegada cual tela de araña, inmovilizada; a veces con la sensación de volar, fluir, a veces con la de esfumarme lentamente en los labios de alguien; a veces con la de desintegrarme con un simple soplido, o la de quedarme pegada, enredada, olvidada, a veces sintiendo su deseo de devorarme. A veces poderosa bajo su color rosa. A veces…ligera como el aire, porosa, permeable, voluminosa. Sin forma determinada, líquida, gaseosa…
El algodón de azúcar no nació así, el azúcar requiere de un proceso de transformación a base de fuego y aire, a base de dar muchas vueltas hasta casi volverse loca, hasta que la centrífuga consigue su efecto y surgen los hilos de azúcar y, de repente, crece, crece y crece y en torno a su eje, toma su forma. Transformándose de sólido a líquido para poder volver a ser. El azúcar pierde su estructura rígida, perfecta, cristalina resultando unas hebras suaves, flexibles, amorfas. Resultando un dulce irresistible.
Como el algodón de azúcar, vulnerable.
Como el algodón de azúcar, amorfa.
Y ya no busco, ya sólo giro, sabiendo que el girar es mi motivo, es mi sitio. Ya sólo vivo, sabiendo que el vivir es mi lugar, mi proceso de mejorar, evolucionar. Consciente del fuego, del aire, de los giros, de la transformación. Consciente de mi eje, consciente de mis hebras, de la forma que voy tomando. Y ya no busco, ya soy, ya ando, caigo, acepto, me levanto, sano.
Como el algodón de azúcar, irresistible.
Se os quiere.
Photo credit: Pinterest
Reconfortante lectura para este viernes otoñal … un abrazo Antonia
Me gustaMe gusta
Otro para ti!
Me gustaMe gusta
te leo, te sigo, te quiero!
Me gustaLe gusta a 1 persona
😘
Me gustaMe gusta